
Compré algo simple… y me encantó
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A veces no hace falta un gran gadget ni un capricho caro para alegrarte el día. Compré algo tan básico como unos auriculares nuevos y me sorprendió lo mucho que cambian un momento. Cancelan el ruido, suenan cálidos y convierten cualquier paseo o rato de trabajo en un pequeño refugio portátil. No es lujo, es comodidad bien pensada. Y cuando algo tan pequeño mejora tu rutina sin pedir permiso, se convierte en una de esas compras que guardas con una sonrisa.